NEGRITA, UNA CERDITA DIFERENTE
Había una vez en una granja una cerdita tan común y tan diferente a la vez, que no pasaba desapercibida porque constantemente recibía burlas de sus familiares y amigos. A la hora de bañarse con lodo todo era una algarabía, los pequeños chanchitos chillaban emocionados corriendo hacia el lodazal, pero Negrita corría desenfrenada hacia el lado opuesto, entre empujones de sus hermanos, primos y amigos se salpicaba con lodo, cosa que la asqueaba por lo que corría hacia el lago a bañarse para quitarse el barro hediondo que le producía nauseas
Los otros cerditos se reían a carcajadas a costillas de Negrita diciéndole:
-Mire como
corre la reina Isabel…jajaja -gritó una de las mas gorditas y bellas cerdas del
lugar- seguramente que por no enlodarse en las navidades no van a hacer un
asado con ella como con nosotros
Ya ella se
había acostumbrado a esas bromas y las constantes críticas, en realidad no le
molestaban, había aprendido a aceptar que no todos eran iguales, y que ella
tenía derecho de ser como era, así como ellos tenían derecho de ser como eran.
Negrita se echó en la colina, mientras observaba que se acercaba a la granja una lujosa camioneta, una vez que se estacionó, vio a una hermosa niña que se bajó corriendo del lujoso auto, pasó por el corral de las gallinas, miró los pollitos, y prosiguió mirando todos los animalitos que parecía que uno a uno se le presentaran como si fuera un desfile, al oír los chillidos de los cerdos se aproximó hasta el lugar, ellos asustados berreaban con mayor intensidad para espantar a la pequeña niña. Los cerditos atemorizados sabían que ya era temporada, las navidades era una fecha trágica para ellos, la pequeña niña cargaba una cinta roja entre sus manos, se reía a carcajadas de los cerditos asustadizos, la niña corrió hacia el lago cuando observó arriba en la colina donde estaba Negrita quien la miraba tranquilita…corrió hacia ella mostrándoles la cinta roja
- ¿Te gusta? Le
preguntó la pequeña- eres la única que está limpia, ven pequeña cerdita para
ponerte bonita con este adorno
Negrita se
acercó confiada, mientras la madre de la pequeña corría asustada no fuera aquel
chancho a morder a su hija, pero al llegar hasta ella, mayor sorpresa la que se
llevó, la pequeña traviesa había puesto la cinta rojo navidad alrededor del
cuello de la cerdita
-Mami este es
el regalo que quiero de navidad, esta será mi mascota, la amaré y cuidaré para
siempre
- ¿Un cerdito?
-Una cerdita.
-la corrigió el granjero
-oh… ¿Una
cerdita? ¿Estás segura hija?
- ¡Si mami! La
abrazó y besó cargándola hacia la camioneta
Desde ese día Negrita
y la pequeña niña fueron inseparables, a los ojos de los otros cerditos y la granja entera su destino había cambiado
completamente de ser el festín de una mesa en navidad a ser la consentida
atracción de una familia que la amarían y cuidarían hasta el final de sus días
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